Por Jorge Zavaleta Alegre
Nora Castillo, dama nacida y criada al pie de la Cordillera Blanca del Perú, anticipándose a la criogenética, considera que los seres más queridos pueden volver a la vida. Explica esa memoria poética al mantener infranqueable la armoniosa relación familiar, entre pasado, presente y futuro.
El prólogo de Carol Rodríguez, destaca las vivencias de dolor de Nora Castillo, causadas por la pérdida precoz de su pequeña niña; la enfermedad y repentina desaparición de su hijo Fernando tras tres décadas de cuidados intensivos; y la sorpresiva desaparición su esposo Pepe.
Esta secuencia de tragedias, que doblegan a cualquier humano, en Nora Castillo permitió descubrir la solidaridad del ser humano. Una genuina vocación de servicio. Que explica la internalización en la mente y en el corazón de los humanos, el hermoso concepto de la perpetuidad.
Esta filosofía está presente desde la aparición de la vida y su constante innovación o perpetuidad en las expresiones culturales, que cantan pueblos enteros, cuando cesa una guerra y sepulta a sus seres más cercanos como consecuencia de la barbarie: muerte natural o por limitaciones de la ciencia.
La historia testimonial que publica Nora Castillo, con valentía, coraje y ternura se convierte en una lección de vida, de ayuda a otros padres de niños excepcionales.
“Soy un frágil capullo en flor que necesita de ustedes para poder vivir; o quizás, sea esa estrella fugaz que cayó del firmamento para mostrarles un mundo diferente y en otra dimensión”:
Me gustaría decirles también…Que sean mis ojos, si no puedo ver. Que sean mis oídos, si no puedo escuchar. Que sean mi voz, si no puedo hablar. Que me tomen de la mano para guiar mis pasos…
Yo desde lo más profundo de mi corazón y de mi ser, les diré: “Los amo profundamente y me siento inmensamente feliz por proporcionarme todo lo que necesito para existir; amor, comprensión y aceptación incondicional”.
Al escribir su segundo libro titulado «Cuando empecé a amarme». Señala que su propósito era hacer catarsis de la situación vivida por la pérdida de mi esposo, me alentaba el hecho de saber que esto me ayudaría
Voy dejando pasar el tiempo para encontrar la fuerza que me permita escribir lo vivido, para que afloren los sentimientos de dolor y permitirme, una vez más, «aceptar» esta etapa de duelo del ser amado y volver a ser yo misma, reencontrarme, sentir nuevamente esa paz interior que es parte de mi felicidad y dejar que esas heridas cicatricen, lograr que ese ruiseñor que llevo dentro cante nuevamente, como dice el amigo Hegidio.
Encontrar el equilibrio emocional, imprescindible para vivir. El ser una persona positiva me ha ayudado a levantarme tantas veces como fueron necesarias; también el ser realista, ver las situaciones como son y en su real contexto.
¿Podrá ayudar su lectura a alguna persona que atraviesa por una situación similar?, se pregunta esta maestra de vocación:
“En uno de mis talleres he tenido la oportunidad de conocer a la comunicadora Cecilia Segura, quien me ayudó a abrir mi página en Facebook para llegar a un mayor público, con temas y conceptos como el respeto, la gratitud, la compasión, etc.
Si bien es cierto que al principio mi interés principal era difundir mi primer libro «Aprendí a vivir», este segunda entrega desea exponer auto revelamientos, pensamientos. Tengo la impresión que los temas tratados son acogidos por un gran número de visitantes en mi página electrónica..
«Aprendí en este caminar a cuidar el equilibrio de mi paz interior, que me permite reflexionar en circunstancias aún difíciles». «Aprendí a disfrutar plenamente las cosas simples de la vida: una sonrisa, una mirada, un abrazo, un “te quiero”, una melodía, un paisaje; alimentarme de ellas y vivir en armonía».
«Aprendí a trasmitir aquello que pueda ayudar en momentos de desasosiego y sentirme feliz con el resultado». «Aprendí a cuidar mi salud física y mental; agradecer por cada año que voy acumulando dentro del paso del tiempo, que va dejando huella y aceptar que es un proceso natural de la vida».
«Aprendí a aceptar mis limitaciones y las situaciones que mi mente no alcanza a comprender». «Aprendí que cada día es una oportunidad para seguir aprendiendo lo que necesito». «Aprendí que construir tu felicidad es una tarea ardua y un compromiso con tu persona».
Cuando llegue el dolor lo aceptaré porque es parte de la vida misma. Abrazaré mis alegrías como preciados regalos que alimentan mi paz interior, afirma.
¿Por qué decidí poner a mi libro el título «Cuando empecé a amarme»?. Responde: En esta lucha continua por él encuentro el significado total de la palabra «vida.
Nora Castillo ha internalizado que la muerte, que el dolor cambia, da un viraje, deriva en generosidad y desprendimientos, no obstante el drama personal que la agobia, se transforma en ayuda, en palabra y en guía certera para poder superar esas ausencias que tarde temprano, cualquiera de nosotros deberá enfrentar.
Carol Rodríguez, en el prólogo, insiste que la autora de este nuevo testimonio escrito, desnuda nuestro duelo para que sirva de aprendizaje a otros, puede que resulte una tarea más que difícil. No obstante, Nora Castillo, en la serenidad de este libro, «Cuando empecé a amarme», narra las vivencias que le sirvieron de punto de partida hacia una carrera de autoconocimiento, el cual, habiendo tenido que pasar por circunstancias duras y difíciles, fueron el acicate para revertir todo este dolor en una generosa transformación y crecimiento como ser humano.
Todos, en algún momento de nuestras vidas, habremos de enfrentar situaciones límite, donde las ausencias de quienes amamos se presentarán inexorablemente.
Las múltiples reflexiones de Nora Castillo como un himno a la vida, podrían resumirse, cuando revela en sus conversaciones o se lee su reciente libro en el que detalla la carga emocional, el desasosiego, la tristeza pero a la vez brinda las pautas personales de un ser que pudo sobreponerse a esas tremendas pérdidas: deseo de cambiar y la búsqueda de las herramientas internas y externas para salir a flote para superar su dolor
El apoyo del entorno más cercano, fue la base para poder empezar la reconciliación con la vida. Su apuesta por la vida es ayudar a otros muchos padres de niños con habilidades especiales, y tantas otras acciones que generaron espacios para que saliera adelante, fueron los elementos indiscutibles del camino de su reconciliación personal.
Jorge Zavaleta Alegre
Director de Papeldearbol
Corresponsal en EEUU - Perú
jorgez.1944@yahoo.es
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